Discurso de apertura de sesiones ordinarias de la Honorable Legislatura de la Provincia de Mendoza
Vengo por última vez a dar inicio a las sesiones ordinarias de la Honorable
Legislatura de Mendoza de acuerdo con el Art.128 Inc. 13 de la Constitución Provincial. Permítanme, en primer lugar, hacer llegar un afectuoso saludo a todos los mendocinos en el día del trabajo. Este último discurso ante Uds. será, como corresponde, una rendición de cuentas de lo hecho en estos más de tres años de gestión y la reafirmación del compromiso de poner todo mi esfuerzo, dedicación y esmero en los meses que restan de mi mandato. Deseo agradecer a los señores legisladores por el trabajo realizado en el año 2010 y hago votos para que la tarea que hoy comienza sea exitosa para todos los mendocinos. Cada gobernante tiene la grandilocuente tentación de pensar que su gestión tiene características fundacionales. Desde mi punto de vista esto es un error, a la Mendoza actual, con trabajo y esfuerzo la hemos construido entre todos, desde nuestros antepasados y patriotas, hasta nuestros días. Una gestión de gobierno no puede ni debe quedar disociada de una línea de tiempo que respete coherentemente el devenir de nuestra provincia, contribuyendo en la construcción de un futuro sustentable. En este sentido quiero plantear claramente que Mendoza tiene hoy POLÍTICAS PÚBLICAS SÓLIDAS Y CONSOLIDADAS que nos permiten formular acciones programáticas dirigidas a resolver los problemas que son fundamentales para nuestro modelo de desarrollo. Todas las acciones realizadas durante nuestra gestión han tenido como objetivo primordial la construcción de una Mendoza que se desarrolle de manera integral, armónica y sustentable. Inspiradas en la igualdad de oportunidades, tratamiento y condiciones para todos los mendocinos y convencidos de que la mejor generación de riqueza pasa por la inversión en capital humano. Por eso no ha sido casual que hayamos puesto fuerte impronta en la creación de más escuelas, la construcción de más edificios escolares, el mejoramiento de las condiciones laborales de nuestros docentes, la incorporación de tecnología, la provisión de manuales y libros para nuestros niños y jóvenes, el constante mejoramiento edilicio de las escuelas. Pero eso no alcanzaría sino trabajáramos en términos de invertir en salud y en garantizar políticas sociales de inclusión. La formación del mejor recurso humano en términos de los desafíos del siglo XXI requiere atender adecuadamente la discriminación en el uso del tiempo libre y es así que el deporte y la cultura toma un valor estratégico.