Informe

La tasa de suicidio en Mendoza es de 8,6 cada cien mil habitantes

La comisión de Educación de la Cámara de Diputados, presidida por Florinda Seoane (ConFe), se reunió con el coordinador del Servicio de Atención Telefónica en Crisis – SATeC – Pedro Piemontesi, con quien abordaron la problemática del suicidio en la provincia.
La iniciativa fue promovida por el diputado Daniel Dimartino (UCR), quien a través de un proyecto de resolución, pidió tanto a la Dirección de Salud Mental como a la Dirección General de Escuelas, informen sobre el tema.
Según explicó Piemontesi, la tasa de suicidio en la provincia es del 8,6 cada cien mil habitantes, de acuerdo a datos del 2008, lo que equivale a 149 muertes por suicidio al año. El dato estadístico es “levemente superior a la media nacional, cuya tasa es de 7,6 cada cien mil habitantes”, dijo el profesional.
La tasa provincial, sufrió un “leve incremento”, añadió, aclarando que se ha producido un descenso en las edades más avanzadas y un incremento en edades juveniles, fundamentalmente en la franja etárea que va de los 15 a los 24 años.
El suicidio es una patología psico social, que puede tener algún componente psicopatológico y en el que se presentan factores determinantes y factores desencadenantes, resaltó. De acuerdo a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud, el mejor tratamiento consiste en la prevención, por lo que a criterio de los legisladores y del coordinador del SATeC, resulta indispensable la capacitación tanto a docentes como a organizaciones de la sociedad civil para que lleven el mensaje a los distintos sectores de la comunidad.
En el caso de Mendoza, la línea de atención al suicida se encuadra en un programa provincial, único en el país, que incluso es tomado como modelo a nivel nacional a través de un proyecto de ley que es impulsado en el Senado de la Nación.
El 911, es el número que recibe las llamadas y son derivadas a los operadores del Servicio de Atención Telefónica en Crisis. En total, son seis personas las que receptan los pedidos de ayuda, todos ellos estudiantes avanzados de psicología que son capacitados especialmente para la tarea.
Los horarios de atención son de 10 a 15 y de 18 a 23, aunque el objetivo es a futuro, poder incorporar más personal para que la atención se extienda las 24 horas.
Para Piemontesi, “a través del 911 se logra una captación más fidedigna de las personas que están en esta situación”, y se intenta comprometer al “paciente” a reencausar su tratamiento. Además, se hace un seguimiento telefónico con posterioridad a la solicitud de auxilio para ver en qué situación se encuentra esa persona.
El especialista en la temática, agregó que “el mito que cuando alguien avisa no lo va a hacer, no es así y a veces esos mitos no ayudan a la prevención”.
De hecho, “a mayor cantidad de intentos de suicidios, más posibilidades de concreción tiene una persona en relación a otra que nunca lo intentó”.
En el caso de los adolescentes y quienes se encuentran en la denominada “primera juventud”, los factores que pueden intervenir para llegar a ese extremo son muchos. Algunos pueden estar relacionados con el fenómeno de la “imitación”, porque “estaría determinada por el estado de vulnerabilidad”, indicó.
Al mismo tiempo, expresó que “en el proceso suicida, desde la etapa de consideración hasta la decisión pueden pasar décadas, pero en los adolescentes, ese tiempo se reduce”.
Precisamente por ese motivo, Dimartino manifestó que “el adolescente pasa gran arte del día y del año en la escuela”, por lo que “se necesita un accionar coordinado con los preceptores, docentes, directivos y supervisores al respecto, porque de lo contrario, la detección de estas situaciones se torna muchas veces más difícil”.
En ese sentido, adelantó que la próxima reunión que mantendrá la comisión será con autoridades de la Dirección General de Escuelas, para determinar qué acciones se están tomando al respecto desde el ámbito educativo.
“Se trata de aunar criterios con al DGE para que el tema entre a las escuelas” como forma de prevención de situaciones de esta naturaleza.
Para el legislador “falta coordinación entre las áreas de Educación y Salud”.
Por su parte, el diputado Alberto Recabarren (PJ), subrayó que se trata de un fenómeno que va aumentando y que se necesitan mecanismos de prevención teniendo en cuenta que “todo suicida tiene una alteración de la conciencia y es algo que no se puede explicar desde la normalidad”.
Otro factor a tener en cuenta según Recabarren, es la medicación que se le suministra a determinados pacientes, “porque cuando se rompe el equilibrio, cuando por algún motivo deja de tomarlos, puede movilizarse su conducta suicida”.
Asimismo, destacó que en las escuelas también tendrían que detectarse lo que se conoce como “fobias situacionales”, experimentadas por los alumnos previo a un examen o ante determinadas situaciones estresantes, con síntomas como dolores de estómago o diarreas, que son casos que se trasladan al consultorio médico pero que en realidad tienen un trasfondo psicológico de somatización.
Finalmente, Piemontesi resaltó que del ’60 a los ’80, se produjo “un freno” en las tasas de suicidio, pero que en la actualidad, algunos factores que influyen en el incremento de los índices son la falta de comunicación, la gran competitividad y el “Ser” en el corto plazo, relacionado en muchos casos con características propias de la postmodernidad.

Prensa octubre 25

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