“Hablemos de Grooming”: charla interactiva en el Día Nacional de lucha contra este flagelo

En el marco del Día Nacional de Lucha contra el Grooming, se desarrolló una charla interactiva con especialistas en la temática que abordaron los aspectos psicológicos y legales de este flagelo que afecta a niños, niñas y adolescentes.

Por Resolución impulsada por Sandra Astudillo (UCR), la Cámara de Diputados adhirió a las acciones de concientización sobre Grooming, y con ese fin, se desarrolló esta charla que llevó el título “Hablemos de Grooming”, y que fue un espacio propicio no sólo para saber de la temática sino para intercambiar consultas y opiniones.

“De diez personas, siete desconocen lo que es el Grooming. Quienes estamos en la función pública debemos informar, hablar de este tema no sólo el 13 de noviembre sino todos los días. Estamos hablando de un delito y ya sabemos los daños que produce”, dijo Astudillo.

“Empecemos desde casa a hablar de este tema, con nuestro entorno, nuestra comunidad, porque cualquiera de nuestros hijos puede verse afectado. Cada uno de nosotros somos agentes multiplicadores, agentes de cambio y en esta etapa que estamos atravesando con la pandemia, este flagelo se intensifica aún más. Con pequeñas acciones concretas, estamos cuidando y protegiendo los derechos de nuestros niños y adolescentes”, señaló.

Daniela Rojas, Licenciada en Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey,  México, y en Ciencias de la Educación, egresada de la Universidad de Congreso, en Mendoza, fue la encargada de explicar los factores de riesgo, las consecuencias psicológicas, los cambios actitudinales que este delito provoca en los más chicos y las acciones que como adultos podemos desarrollar para detectar y encarar el problema.

Tras realizar un recorrido por las distintas redes sociales como Instagram, Facebook, Tik Tok, entre otras, hizo hincapié en que en todas ellas, “hay un mundo de perfiles de niños que es sorprendente”. Por lo general, indicó, “los padres dejan a sus hijos usar estas redes, donde suben fotos y comparten cosas de su vida o siguen a sus artistas favoritos”.

Es en esos espacios donde muchas veces, del otro lado, aprovechan la oportunidad y a través de perfiles falsos “manipulan a los chicos”, porque incluso comparten información que es de interés de las víctimas, como por ejemplo, información sobre “los artistas favoritos” de niños, niñas o adolescentes, que hace que ese niño se sienta en confianza.

“La característica más importante del acosador, es la manipulación. Son personas expertas en adular y hacer sentir bien a la otra persona, hacerlo sentir en confianza, segura. Hasta que habrá un momento en que la víctima, por no perder ese lazo de amistad que cree tener, termina dudando de su propio criterio. El niño duda si lo que hace está bien o no”, expresó.

Una de las primeras medidas es “dudar, porque nadie me asegura que detrás de esos perfiles estén esos niños que comentan. Nadie nos asegura que quien está del otro lado de la red social, es un niño como tú”, dijo Rojas, en relación a la necesidad de que siempre un adulto supervise la actividad que los más chicos tienen en las redes sociales.

El acosador “es un manipulador que prepara su escenario. Primero contacta a su víctima, ingresa a su perfil, comparte información afín, genera confianza en el otro de tal manera que llega a pedir su número telefónico para luego hacer videollamadas a escondidas de los padres. Aunque la víctima se niegue, el acosador genera culpa, hace dudar al otro de su criterio, simula enojarse por no conseguir su cometido, ejerce presión, hasta que finalmente se produce el abuso”, relató.

Prevención

Rojas, indicó que una de las formas de prevenir estas situaciones sobre todo para el caso de los niños, es “revisar que el contenido al que tienen acceso sea apto para su edad; acompañarlo mientras utiliza algún aparato electrónico, y mantener rutinas que establezcan un control de uso de la tecnología”.

Sin embargo, también es prevenir el hecho de que como adultos, debemos estar informados no sólo sobre el modus operandi sino respecto de las reacciones que pueden provocar estas acciones en nuestros hijos.

Debemos “informarnos y ser conscientes de lo que conllevan las redes sociales, ser resilientes a las nuevas normalidades y  comprender la importancia de una buena comunicación”, resaltó, a la vez que subrayó que en el caso de los adolescentes, hay que “respetar su privacidad porque de lo contrario se rompería el lazo de confianza que tenemos con ellos; intentar establecer una adecuada comunicación, compartir información acerca de  las consecuencias de las redes sociales y dialogar sobre aquello que les preocupa”.

En síntesis, “la comunicación es la base de la prevención. Tener una comunicación asertiva genera lazos más sanos y fuertes”, dijo, y agregó que “los niños no deberían tener redes sociales”, que como padres “tenemos que supervisar y estar siempre controlando el contenido que ven nuestros hijos”, y que si bien es más fácil ejercer ese control en los niños, “con los adolescentes hay que hacer foco en fortalecer lazos, explicándoles que existe un mal uso de las redes sociales y que a nosotros como padres nos preocupa”.

“Hacer que nuestros hijos sientan confianza en nosotros, es la mejor forma de prevenir”, resaltó.

Por otra parte, estar atentos a los cambios de conducta. Una de las “señales” de que algo está ocurriendo es “el aislamiento”. Los casos de Grooming provocan efectos psicológicos respecto de “la identidad porque no pueden expresar lo que les pasa. Ante eso, se aíslan. También pueden generar ataques de ira, de pánico, reacciones ante un estímulo de una manera diferente. Hay que observar el comportamiento de nuestros hijos porque siempre van a haber alertas, cambios que hacen que nos demos cuenta”.

Pero siempre, “ante la duda, si uno tiene mínimas sospechas, es importante no atacar al niño, pero sí usar los medios para prevenirlo”, puntualizó.

Aspectos legales

Las abogadas Marta Vázquez y Yamila Peralta fueron las encargadas de brindar los aspectos legales en torno al Grooming.

En ese sentido, Vázquez hizo un repaso de las modificaciones incorporadas al Código Penal hasta llegar en 2013 a la sanción de la Ley nacional 26.904 que es la que incorpora al Grooming como delito contra la integridad sexual.

“El Grooming afecta a menores de edad expuestos a través de una pantalla, a acosadores que buscan fines sexuales”, expresó, detallando que la configuración del delito fue establecido en el artículo 131 del Código Penal, que dispone que: “Será penado con prisión de seis meses a cuatro años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra  tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”.

Es decir, dijo, hay un “medio” y una “acción” con un “propósito”. Esto es, “se adelanta la barrera de protección tipificando actos preparatorios de un eventual abuso sexual, por lo que no es necesario que exista principio de ejecución de algún delito contra la integridad sexual para que se configure”.

Las letradas, coincidieron en que ante un caso de Grooming “hay que dialogar, evitar avergonzar o culpar a la víctima para que pueda contar lo que pasó, evitar interrogarlo y acompañarlo, para protegerlo”.

Por su parte, Peralta expuso que para el caso del acosador, “no hay que denunciarlo en la red social o plataforma web. Si lo denuncian, el administrador del sitio web puede bloquear como usuario al acosador. Al ser bloqueado, se pierde la información para hacer la investigación y el acosador puede crear un nuevo perfil y seguir acosando a niños, niñas y adolescentes”.

“Tampoco hay que amenazarlo ni enfrentarlo, porque se alejará de la víctima y será más difícil localizarlo. Lo que debemos hacer, es hacer la denuncia en la fiscalía o comisaría más cercana”, acotó.

Además, indicó que hay que reunir toda la información, los datos que se han intercambiado entre el niño y el acosador, guardar el contenido y no borrarlo. En el caso de las imágenes y videos “dejarlo en el formato específico en que se enviaron porque allí puede identificarse la hora, desde qué celular se envió, quien lo realizó, etc”.

Asimismo, “revisar la computadora y el teléfono del menor para cambiar las claves de acceso y la de todas las redes sociales; limitar la lista de contactos y configurar la privacidad de las redes sociales”.


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