Segunda jornada del Seminario sobre  gestión legislativa

El Seminario Gestión de la Administración Legislativa, que forma parte del plan de estudio de la carrera de Posgrado “Especialización en Gobierno y Gestión Pública”, desarrolló hoy su segunda jornada con la exposición de Nicolás Sosa Baccarelli, relator de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza y miembro de la FUNCuyo.

Esta carrera, elaborada por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo, fue declarada de interés de la Cámara de Diputados a instancias de Verónica Valverde (FdT), y tiene como objetivo “formar profesionales de la región de Cuyo, Argentina, en la adquisición de conocimientos y técnicas de gestión pública, orientados a un mejor desempeño profesional y capaces de proporcionar las mejores respuestas a las demandas de la sociedad, de acuerdo a los principios de transparencia, participación ciudadana y respeto de los derechos humanos, de manera rigurosa e innovadora, combinando abordajes teóricos, metodológicos y prácticos”.

La temática legislativa,  que se encuentra a cargo de las Magister Nora Páez y Lilia García, ambas de la Escuela de Gobierno y Capacitación Legislativa de Diputados, se abordará a lo largo de seis encuentros que iniciaron ayer y continuarán  mañana, para retomar luego los días 11, 12 y 13 de noviembre.

En esta oportunidad, se dio un enfoque desde el Derecho, con exposiciones sobre: “Derecho-Política-Ideología.  Elaboración de leyes en un Estado constitucional de derecho. El Discurso jurídico, lingüístico, político y social”; “¿Una ciencia de la legislación? Antecedentes históricos de los estudios sobre legislación. Desafíos actuales de la teoría y técnica legislativas. El acto legislativo. Técnica legislativa y la creación del derecho”, y “Qué hacemos cuando legislamos”, esta última, mediante una actividad práctica.

Baccarelli haciendo un repaso histórico hizo mención al Código Hammurabi (1750 a-c), el cual se realizó en Babilonia, al que se le atribuye “ser revelado por Dios”, “como la mayoría de las normas de la antigüedad”, que pretendía “regular gran parte, sino toda las acciones,  basado en la idea de la publicidad”.

“El derecho gira en torno a la idea de la publicidad, porque aquella norma que no es conocida, no puede ser obedecida, entonces este código se replicó hecho de piedra en las diferentes ciudades para que nadie pudiese alegar que no conocía qué tenían que hacer”  

Además explicó que “el derecho es esencialmente discurso” de aquí destacó “la importancia de entender quien emite ese mensaje, quién lo interpretará, a quién está dirigido”.

Con respecto a quién emite el mensaje, expresó que “en ciencia jurídica aparece la figura del legislador, como un sujeto que crea normas”. Y por otro lado están los receptores del derecho, aquí se pueden nombrar dos grandes grupos, “los receptores profesionales, que manejan ese tema y su lenguaje, como por ejemplo un juez; y la gente, el ciudadano común que no está versado en este conocimiento de tipo técnico, lo que genera dos tipos de receptores totalmente distantes entre sí”.

“Los intereses de ambos grupos son de difícil conciliación puesto que, si por hacer más accesible el lenguaje legal para la interpretación se suprimiese su carácter técnico, nos encontraríamos ante textos ambiguos e imprecisos que darían a la interpretación de las leyes que atentaría contra la seguridad jurídica”, afirmó y aclaró que “a mayor nivel de tecnicismo, mayor obstáculo para llegar a que la gente comprenda esa norma”, por lo que ponderó el trabajo que se realiza con las llamadas “leyes de lenguaje claro” con lo que se pretende “bajar la abstracción del lenguaje para que sean comprensibles para el ciudadano común”.

También hizo mención a que una de las cosas que hay que trabajar en los cuerpos que producen normas es que “una institución que produce una norma jurídica  y no se preocupa por cómo será interpretada, y se desentiende de cómo será medida y cómo será aplicada está fallando estrepitosamente”.

Además habló sobre el concepto opacidad que plantea el escritor Carlos Cárcova, en su libro “La opacidad del Derecho”, que afirma que  “el Derecho de la modernidad se asienta sobre la premisa de que es conocido por todos, y al mismo tiempo materialmente resulta un discurso casi indisponible para los súbditos, por su intransparencia, por lo que tiene de crítico y lo que tiene de complejo”. Dice el autor que “el Derecho actúa como un libreto que no es comprendido por los actores, por lo que terminamos haciendo es cumplir con ciertos rituales, imitamos algunas conductas, reproducimos ciertos gestos, con escasa o nula percepción de cuáles son los significados”. “Hay una distinción entre ignorancia y opacidad, ya que no es lo mismo, no es que no lo conozcan, reconocen que existe, pero no logran entenderlo por lo que tiene de opaco”

Siguiendo este pensamiento afirmó que “las sociedades han hecho muy poco para socializar a los ciudadanos comunes para entender el derecho, se nos entrena para estudiar lengua o matemáticas, pero poco se hace para que la gente entienda el derecho, siendo que vivimos bajo normas y se nos obliga a cumplirlas diariamente”.

Finalmente, hizo un repaso por las interpretaciones que se pueden realizar de las normas, y se realizó una práctica con casos de ejemplos de interpretaciones que diferentes jueces hicieron en ciertos casos.

 


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