La comisión de Salud de la Cámara de Diputados, que preside Hebe Casado (PRO), dio despacho favorable al proyecto de Ley de Marcela Fernández (UCR) que implementa, en el ámbito de la Provincia de Mendoza, el Programa “Mayor Respiro” dirigido al abordaje de la sobrecarga ocasionada al familiar/es de la persona mayor con trastornos neurocognitivos.

Serán objetivos del Programa: visibilizar y concientizar a la comunidad sobre el síndrome de sobrecarga que genera el cuidado y acompañamiento de una persona mayor con trastornos neurocognitivos y desarrollar e implementar estrategias terapéuticas de abordaje paliativo en beneficio de la persona familiar, de una persona mayor con este tipo de trastornos mental.

Se entiende por “familiar/es al cuidado” al miembro o miembros de la familia, conviviente o no, que ayudan a la persona mayor con trastornos neurocognitivos, en el desempeño de las actividades de la vida diaria.-

En tanto el Síndrome de Sobrecarga del familiar al Cuidado, alude al estado de agotamiento, tanto emocional como físico, que experimentan las personas que dedican gran parte de su tiempo al cuidado de una persona mayor con trastornos neurocognitivos.

La iniciativa establece  como metodología de trabajo del Programa “Mayor Respiro”, la implementación de dispositivos psicosociales de intervención, a partir de la evaluación que se realice al familiar/es al cuidado de una persona mayor con trastornos neurocognitivos. Estos dispositivos podrán ser ciclos de charlas abiertos a la comunidad, asesoramientos personalizados y grupos de apoyo, entre otros.

La coordinación del Programa, deberá estar a cargo de un equipo interdisciplinarios de profesionales de la salud especializados en Gerontología, con conocimientos en el manejo de grupos, familia e instituciones, siendo la autoridad de aplicación el Ministerio de Salud de la provincia.

La norma dispone además que la autoridad de aplicación del programa, podrá firmar convenios con Organismos del Estado, Municipios y Organismos descentralizados de la Provincia de Mendoza, y/o fundaciones, Asociaciones de la Sociedad Civil, y/o actores del sector privado comprometidos con la temática.

Los trastornos neurocognitivos implican alteraciones en las capacidades cognitivas, como la memoria, la resolución de problemas y la percepción, llevando a un declive significativo de los dominios cognitivos (atención compleja, función ejecutiva, aprendizaje, memoria, lenguaje, habilidades perceptuales motoras y cognición social), teniendo en cuenta el desempeño previo de los mismos.

Dentro de estos cuadros de enfermedad mental se encuentran la demencia y el Alzheimer. La OMS  estima que, a nivel mundial, 35.6 millones de personas viven con demencia. Esta cifra se habrá casi duplicado para el año 2030 y se triplicará para el 2050

En los fundamentos de la pieza legislativa se da cuenta de que la Organización Mundial de la Salud en el año 2017, lanzó un Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia, aconsejando  la “adopción de medidas concretas que pueden aplicar los planificadores de políticas, los proveedores de servicios de salud y de asistencia social, las organizaciones de la sociedad civil y las personas con demencia y sus cuidadores”.

“Sin embargo, la mayor parte de la atención política, económica y sanitaria ha estado centrada en el ámbito profesional del cuidado del enfermo; mientras tanto, la atención domiciliaria, altruista, callada, solidaria y constante apenas ha comenzado a tenerse en cuenta en algunos sistemas sanitarios, estimándose que el cuidado profesional de la salud supone un 12% del total del tiempo dedicado anualmente, mientras que el 88% restante lo emplean los familiares o cuidadores más cercanos en su mayoría mujeres”, se resalta.

La iniciativa subraya también en los considerandos de la norma presentada que “la realidad refleja que, cuidar de otra persona suele tener un impacto de gran desgaste físico y psíquico, muchos de ellos se ven afectados por el “síndrome del cuidador quemado” que se manifiesta con síntomas de: ansiedad, estrés, baja autoestima, depresión, dolor de cabeza o dolores de espalda son los más frecuentes”.