La comisión de Economía, que preside Guillermo Mosso (PRO), retomó el estudio del proyecto de José Manuel Vilches (UCR), por el cual se proponen modificaciones a la Ley de promoción, protección y desarrollo de la actividad apícola en la provincia.
Según destaca el autor de la iniciativa, en Mendoza las principales zonas productoras se encuentran en San Rafael, General Alvear, Valle de Uco y Lavalle, aunque “también existen productores en otros departamentos de nuestro territorio, con una actividad importante y con productos de excelente calidad”.
En el año 2000 se sancionó la Ley reguladora de la actividad – Ley 6.817 – que “si bien implicó un puntapié inicial para la actividad, y un respaldo y reconocimiento por parte del Estado, sus aportes han quedado desactualizados con el pasar de los años”, indica Vilches.
En ese sentido, sostiene que “no sólo presenta fallas que vuelven ineficaz su legislación, sino que la misma actividad apícola ha cambiado sustancialmente desde entonces, y es por esto que se vuelve fundamental una actualización de la norma”.
Para analizar el tema fue convocado Julio Ramírez, técnico especialista encargado del sector dentro de la Dirección de Ganadería, quien indicó que uno de los objetivos que se persiguen es que esta actividad pase de ser “artesanal” a “industrial”. “Es una actividad muy importante no sólo por el trabajo que hace la abeja en la polinización, sino también el que hacen los productores con los productos apícolas, como la miel, el polen, propóleo, para el alimento del ser humano”.
Ramírez expuso que actualmente “tenemos un gran proyecto que es el Plan Sanitario”, elaborado junto al SENASA, “que ha tenido buena predisposición para trabajar con la provincia. El primer puntapié va a ser Malargüe, porque creemos que la zona geográfica nos va a ayudar, por la cantidad de productores, que son 39, y la cantidad de colmenas y apiarios, para ir tomando muestras de cada uno de ellos. Para la primavera, que vamos a arrancar con este Plan Sanitario, estaríamos con la toma de muestras”.
Explicó por otra parte cómo surgen algunas resoluciones y cómo uno de los factores que era necesario atender, era el ordenamiento de los ingresos de colmenas a la provincia ante la escasez en algunos oasis.
“En el sur, el caso de los ciruelos europeos que es lo que más prevalece en la zona, no había cantidad de colmenas de General Alvear para hacer ese trabajo. Entonces los productores agrícolas fueron contratando de La Pampa, Córdoba y Buenos Aires, que traen sus colmenas para polinización. Había ingresos a la provincia y había que ordenarlos, así se hizo la primera resolución, que es la 70. Esto indicaba que los productores tenían que venir a polinizar con permisos, que se dan dentro de la Dirección de Ganadería, y por cada especie de frutal, se daba un permiso de cantidad de colmenas que hacían falta para polinizar por hectáreas”, dijo.
El Registro Nacional de Productores Apícolas - RENAPA – contiene la marca de la colmena, “figura una letra y luego se le asigna un número. La letra identifica de qué provincia es, que por Ley el productor tiene que tener dentro de su caja, la marca de este Registro para que no se borre y eso le da la propiedad al productor -, y además tiene todos los datos del productor y de los productos que tiene”.
También, en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios – RENSPA -, “constan los datos del productor, ubicación, en qué sector está ubicado y la georreferenciación. Ahí nos damos cuenta de la cantidad de colmenas, su ubicación y la distancia entre ellas”. Tiene un número de identificación de la provincia seguido de otro que identifica al departamento y uno más, para identificar el número de inscripción del productor.
Para Ramírez, “el mapa apícola nos permite tener una visión general de dónde está ubicada la apicultura no sólo de Mendoza, sino de los trashumantes, a los que les damos un permiso. A partir del mapa apícola es que nos va a ayudar para el Plan Sanitario, porque podemos cargar datos y empezar a ver incluso cómo estamos respecto a las enfermedades de la abeja, y saber si se puede hacer la sanidad en simultáneo”.
“Nos sirve para identificar los apiarios y ver la trazabilidad, y nos serviría también para avanzar en la denominación de origen, la tipificación, e incentivar el turismo, porque se puede marcar con un QR la identificación de la zona donde sale la miel”, añadió.
El tema continuará en estudio en el ámbito de la comisión, para cuyo fin se realizarán algunas consultas. Según aseguró Mosso, hay un borrador de dictamen, con modificaciones al texto original del proyecto, “sujeto a dos consultas, por un lado a la Dirección General de Escuelas y otro, internamente, a la Secretaria Legislativa”.
Entre los objetivos que se persiguen, se encuentran el de mejorar el control de ingreso y egreso de colmenas a la provincia de Mendoza; acompañar a los productores a través de un mejor ordenamiento territorial en relación a los apiarios, que evite la superpoblación en las áreas a cubrir, un sistema de geo-referencia y un acompañamiento estatal; desarrollar y promover la producción apícola por medio de cursos de formación, capacitaciones y un acercamiento de la actividad apícola a la juventud; otorgar facilidades, sea a través de créditos y préstamos y/o ayudas materiales, como también vinculando a los apicultores con mercados y ferias a fin de promover su comercialización, y fomentar un recambio cultural que dé cuenta de las bondades de los productos derivados de la apicultura y especialmente de la miel mendocina como marca propia y regional, que distinga a nuestros productos en el mundo.