Susana se formó, como muchos de nosotros, en la Escuela Superior de Comunicación Colectiva. (Allí nos conocimos…). En los primeros años de la década del 70, éramos un semillero de jóvenes con un gran compromiso con sus sueños: queríamos ser relatores y protagonistas de una Patria de hermanos, de acciones solidarias, queríamos descubrir nuestra identidad, nuestra cultura, sosteníamos la libertad de pensamiento y de expresión, de amor y de respeto por la vida. Pero eran tiempos que pensar la Patria con esos valores no era bueno. La escuelita- como le decimos aún hoy- fue una de las instituciones intervenidas por el Proceso y una de las más desvastadas por el terrorismo de Estado en Mendoza. 20 compañeros de estudio fueron detenidos-desaparecidos. Aún hoy esperamos saber el destino de algunos de ellos.
Ese fue el espacio de formación ética, militante y profesional de Susana que la marcaría, como a muchos de nosotros a lo largo de la vida.
A siete años del retorno de la democracia, en 1990, todas las áreas institucionales de la Provincia bullían afanosas por recuperar tiempos perdidos, por dar mejor funcionalidad al Estado. Y desde la Cámara se vio la importancia de darle otra imagen a la institución, más allá de ser el “poder que hace las leyes”. Se propuso abrirla de otro modo a la comunidad, de acercarla a la gente. Que la conocieran de otra manera, y que se reconociera al Poder Legislativo como la institución de la libertad; ya que en épocas de intervenciones este Poder es cerrado, porque se encadenan y silencian los espacios de la representación popular.
El entonces presidente de la Cámara, Ricardo Pont decide implementar un Plan de Acción y Reforma Legislativa y se convoca a Susana a participar de la propuesta comunicacional. Así asume la Dirección de Prensa, lugar que amó profundamente y que aún hoy- al menos para mí, es imposible no pensarlo- alberga el sonido de su caminar decidido y de su risa clara.
Fue así como se organizaron charlas, debates, exposiciones en el Salón de Los Pasos Perdidos; se trabajó con las Comisiones en el territorio, los legisladores visitaban entidades de la sociedad civil, empresarial, gremial, iglesias; se recibieron las primeras comisiones legislativas de la Nación; se firmaron convenios de colaboración con Universidades y Colegios Profesionales, se editaron revistas informativas, suplementos en los diarios locales; se programó un informe televisivo los miércoles sobre la sesión , etc., etc.etc.
Informar sobre estas acciones, ponerlas en valor ante los medios, cubrir la labor diaria de los legisladores, requirió de un esfuerzo notable de un gran equipo de comunicadores y de un liderazgo y compromiso de una Directora especial.
Susana trabajó con cuatro presidentes con la misma fuerza y empuje a lo largo de estos 10 años . Con el Ricardo Pont, Raúl Gil; Juan Marchena y finalmente con Ernesto Nieto. Cambiaron algunas acciones y programas de la política legislativa; se adaptó la estrategia comunicacional a los nuevos perfiles y a los tiempos. Pero Susana nunca cambió.
Fue siempre una periodista- amiga, de los medios y de los colegas; los respetó y fue respetada; los recibió con su sonrisa franca siempre, les enseñó la técnica legislativa a los principiantes; facilitó sus tareas y escuchó sus inquietudes. Reunió a periodistas y legisladores en espacios de charlas y debates; confraternizó y logró una especial y única forma de hacer periodismo institucional:
Primero, porque era una observadora de las increíbles transformaciones que se han ido produciendo en los medios de comunicación que van de la mano-como ella decía en su libro Los Partners del Espacio-- de la incorporación de nuevas tecnologías. Y de los cambios que ésto provoca en la sociedad, en las familias, en las relaciones humanas y específicamente en las instituciones.
Y segundo -y yo creo que es la condición que la define- , por su pasión. La pasión que Susana le ponía a todas las cosas que encaró en su vida y que como un bosque en llamas le hacía arder las venas y le encendía el corazón.
Finalizó manifestando “que la Dirección de Prensa de la Cámara hoy lleve el nombre de Susana Fernández, es no sólo un homenaje a una de las más destacadas periodistas institucionales de Mendoza. Es un símbolo que señala que la democracia y la libertad de expresión nos harán siempre eternos”.
Prensa 10/6/2015